Elaboración tradicional

Parece una obviedad, pero los creadores de los embutidos fueron los payeses, que adquirieron sabiduría en muchos ámbitos gracias a la búsqueda y a la experimentación. Sus técnicas son totalmente naturales y de ellos hemos aprendido todo lo que sabemos ahora.

Era en medio del invierno cuando en las casas de los payeses se reunía toda la familia y se hacía la matanza del cerdo. Elaboraban butifarras crudas, butifarras blancas, butifarras negras, bulls, fuets y longanizas, todo con su punto justo de sal y pimienta que aparte de darle un sabor especial, servían de conservante.

Para los fuets y las longanizas se escogían las partes más nobles del cerdo y se aprovechaban los fríos y largos inviernos para hacer una curación lenta, sin prisas, que le da ese sabor tan especial.

En Embutidos Obach desde siempre hemos creído que la mejor manera de honrar a nuestros antepasados es respetando, manteniendo e intentando mejorar todo ese saber hacer que se ha transmitido de generación en generación, y que aplicamos de forma rigurosa en cada uno de los procesos las personas que los realizamos.

Desde la selección de los cerdos a la manera de preparar el embutido, y finalmente el secado lento, sin prisas y en un clima perfecto como el de ’Organyà… Todo se hace pensando siempre en mantener la esencia de cada producto.

En Obach, cada longaniza es la más importante porque lleva con ella el peso de una historia centenaria. Esto es lo que nos diferencia y lo que queremos preservar. Por eso siempre cuidamos este legado, aplicando todo lo que nos representa en cada producto. Sólo así podremos continuar diciendo que, probablemente, hacemos una de las mejores longanizas del mundo.