Una Tradición Centenaria
"Todo mi esfuerzo es preservar nuestra tradición familiar en la elaboración de nuestros productos"
Eduard Obach
Nuestra Historia
Desde el tatarabuelo Sebastià hasta Eduard –hoy al frente del negocio–, cinco generaciones han salvaguardado los principios y las técnicas tradicionales de elaboración de Embotits Obach para mantener intactos la calidad y el sabor genuino de los embutidos que idearon nuestros antepasados.
La historia de Embotits Obach es la herencia de una tierra, de una tradición y de una cultura familiares que se manifiestan en la elaboración artesana de embutidos a lo largo de más de 100 años. Las raíces de esta cultura se remontan a 1850, cuando Josep M. Obach, beato de Sant Llorenç de Morunys, empieza a ganar renombre por la elaboración de una sabrosa longaniza.
Esta actividad, marcadamente artesana y familiar, se trasladó a principios del siglo XX a la Pobla de Segur –en el antiguo Hort de Cardós- de la mano del tatarabuelo Sebastià Obach i Ferrer y de su hijo Damià Obach i Pujol. Muy pronto, en 1915, el empuje y la visión del bisabuelo llevaron el negocio hasta Organyà, un lugar donde las características climáticas y ambientales parecían ideales para la curación de embutidos secos. El bisabuelo Damià no iba por el mal camino. Los fríos y secos inviernos de Organyà son una parte indiscutible de la excelencia de Embotits Obach. Y es aquí, al pie del Valle de Cabó, donde a principios de siglo se empieza a producir la ya mítica longaniza de Organyà, también conocida como la Culana.
En los años treinta, el abuelo Josep Obach y la abuela Pepita Oller, comienzan a tomar el relevo del bisabuelo, no sin dificultades. La fábrica es ocupada temporalmente por el ejército durante la Guerra Civil y la familia tendrá que sobrevivir a los complicados años de la posguerra. Sin embargo, la infatigable tenacidad de una mujer adelantada a su época, como Pepita, y la dedicación minuciosa de Josep, permiten que el negocio salga adelante.
Durante este período se consolida la fábrica y el negocio, y es en los años setenta que la firma empieza a ganar verdadero reconocimiento. El abuelo cede el testigo a su hijo, Sebastià Obach Oller, persona de ingenio y generosidad desbordantes que no sólo representa a la cuarta generación familiar, sino que encarna la síntesis de todas las virtudes de los antepasados y la fuerza idónea para afrontar la modernidad.
Sebastià tenía muy claro cuál era el rasgo diferencial de Embotits Obach: la excepcionalidad de sus productos –únicos– y su legado centenario –auténtico–. Entre otros hitos, Sebastià lanzó productos tan relevantes como la Longaniza de Montaña –que es la síntesis de estos rasgos diferenciales–, además de abrir, junto a su esposa Jesusa, la emblemática tienda en la carretera de Andorra, en el mismo pueblo de Organyà, donde Jesusa ha sido el alma auténtica durante muchos años.
El mismo espíritu inquieto de Sebastià permanece hoy en Eduard, vinculado desde muy joven al negocio, quien figura al frente de Embotits Obach junto con sus hermanos. Más de 100 años y cinco generaciones después, Embotits Obach sigue haciendo embutidos con el sabor distintivo que sólo puede aportar la experiencia acumulada de la historia
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